22 dic 2011

Guatemala espera fin de embargo militar de EE.UU


Guatemala, 22 dic (PL) El restablecimiento de la ayuda militar estadounidense a Guatemala puede darse en 2013, en tanto Washington mantiene sus condiciones para lograrlo.

  Las autoridades norteamericanas implantaron un embargo en esa materia en la década de 1980, cuando consideró al Gobierno un violador de los derechos humanos, con lo cual les niegan al país participar en su programa de financiamiento castrense.

Desde entonces prohíbe cooperación de todo tipo con el Ejército de esta nación centroamericana, incluido el suministro de armamento.

Ahora el presidente Alvaro Colom anunció avances en el Congreso de aquel país en la intención de levantar esa medida, pero está supeditado a varios aspectos.

Tras su visita reciente a Washington, Colom dijo que representantes del gobierno le dieron a conocer la posibilidad en el poder legislativo de iniciar el proceso para ello, lo cual pudiera culminar en 2013.

Para llegar a ese término se impone mantener los avances en la lucha contra el crimen organizado y la defensa a los derechos humanos, así como diseñar una estrategia conjunta.

Sobre esto, analistas resaltan los riesgos por cómo los resultados serán evaluados a partir de la perspectiva unilateral estadounidense.

Desde la imposición de la medida, en pleno apogeo del conflicto armado interno, el gobierno norteamericano ha puesto requisitos para poder optar por aquel programa de financiamiento, varios de los cuales Colom asegura se cumplieron durante su gestión.

Mencionó la liberación de archivos militares, especialmente los contentivos de los planes llamados Firmeza 83, Sofía 82 y Operación Ixil, diseñados por el Ejército en su combate a la guerrilla que condujeron a un buen número de matanzas de la población indígena.

Igualmente, se refirió al comienzo de procesos judiciales para militares de la época acusados de genocidio en aquellas masacres cometidas durante la guerra.

Respecto a la lucha contra el crimen organizado, el mandatario destacó el gran incremento en su administración en las capturas de narcotraficantes e incautaciones de drogas y bienes de esas bandas.

En este tema, la oficial Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN) cita un documento según el cual el levantamiento del embargo sucederá si el Ejército tiene una misión definida y centrada en la seguridad fronteriza y las amenazas en la sociedad guatemalteca.

Además, pasa por la implementación de una estrategia de reforma que tenga apoyo de la sociedad.

Esta tarea, afirma la AGN, le competerá al próximo gobierno, a partir del 14 de enero de 2012, que también deberá mantener lo logrado en la administración de Colom.

Quien lo sucederá en el cargo, el exgeneral Otto Pérez Molina, reconoció los avances y previó un fortalecimiento en esas áreas durante su mandato, por lo cual dijo no habrá problemas en cumplir los requisitos impuestos.

Recordó que en estos años Guatemala no ha necesitado de Estados Unidos para adquirir armamento, pero el levantamiento del embargo servirá para tener acceso a programas de aquel país.

De ellos mencionó entrenamiento castrense, venta de equipo y armas a mejores precios, y asistencia militar mediante donaciones.

7 dic 2011

Los BRICS entre geoeconomía y geopolítica

Por Tiberio Graziani

En otoño de 2011, el analista Jim O’Neill del Banco de Inversiones Goldman & Sachs, sobre la base de datos macroeconómicos de algunos países emergentes, en particular concernientes a la demografía, la tasa de crecimiento y los recursos naturales estratégicos, certificaba con el acrónimo BRIC un nuevo agregado de potencial geoeconómico. Los países que fueron tomados en cuenta eran, como ya se sabe, Brasil, Rusia, India y China. Según O’Neill estas naciones verosímilmente habrían dominado la economía mundial del siglo que está iniciando. Por consiguiente se hacía necesario englobarlas en la economía mundial hegemonizada, después del colapso soviético, en el sistema occidental bajo conducción americana. Los países BRIC, como sucesivamente se los denominó, buscaban desde aquel momento, pero unilateralmente, una propia colocación geopolítica en el tablero global. Algunos de ellos, en particular Brasil, India y China, intentaban aumentar sus propios niveles de libertad en el campo mundial haciendo hincapié en una articulada serie de alianzas económicas y comerciales en el ámbito regional e internacional. Las tasas de crecimiento elevadas de estas naciones-continentes, indudablemente, constituía el combustible necesario para un nuevo rol en el escenario post bipolar. También Rusia, bajo la dirección de Putin, intentaba reafirmar, cuando menos en el espacio ex-soviético, su propia primacía, después de la desastrosa presidencia de Yelsin.

En el transcurso de pocos años, la nueva agregación geoeconómica se ha convertido, de simple hipótesis analítica, útil para la descripción de los escenarios económicos-financieros del siglo XXI, en un actor global de hecho. La agenda de los valores del forum de los países BRIC a esta altura contiene todos los puntos cruciales de la economía mundial: desde la cuestión climática a la de la cesta de las divisas, desde aquella concerniente a los procesos de modernización y desarrollo innovador a los que atañe a la seguridad de particulares sectores industriales; además de estos temas, los BRIC se pronuncian con inmediatez y determinación, también por lo que concierne a los dossier “calientes”, como aquellos que tienen que ver con los conflictos internacionales. Durante el 2011, tan sólo para ofrecer algunos ejemplos, los BRIC han tomado partido sobre los casos de agresión a Libia y sobre el aislacionismo de Siria, principalmente actuado por los euroatlánticos, el haber expresado su voto a favor del reconocimiento de Palestina en el ámbito de la UNESCO y haber solicitado la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. La coordinación entre los países del club BRIC, fortalecida en 2010 con la inclusión de Sudáfrica[1], ha asumido por consiguiente un carácter cada vez más “político”, al punto de de incidir profundamente sobre los actuales equilibrios mundiales. Desde una perspectiva general podemos observar que la sola constitución del nuevo club de hecho ha acelerado la transición hacia el sistema multipolar e introducido las premisas para su consolidación a nivel continental. La agrupación BRICS parece confirmar, además, la hipótesis geopolítica, adelantada en estas mismas páginas[2], según la cual los pilares del nuevo ordenamiento in fieri estarían constituidos por América indiolatina y por Eurasia.De hecho, los BRICS no sólo influencian, como ya se sabe, a los sectores económicos, financieros e industriales[3], sino también a aquellos geoestratégicos y, por último, a los que conciernen al orden jurídico internacional.


El club BRICS y el ámbito geoestratégico
Por lo que se refiere el ámbito geoestratégico, vale la pena considerar que la coordinación entre los países BRICS representa de hecho un eje casi diagonal – proveniente del lado oriental del hemisferio septentrional (Eurasia) al occidental del hemisferio meridional (América indiolatina) – que podríamos definir “asimétrico”, respecto a aquellos definidos respectivamente por la trayectoria horizontal (Este – Oeste) y vertical (Norte – Sur), a los que nos había acostumbrado la prensa de propaganda de los períodos bipolar y unipolar. Este eje asimétrico NE – SO, articulado en tres núcleos constituidos respectivamente por el polo eurasiático, por el vértice sudafricano y por el polo brasileño, previsiblemente desmembrará, en el medio y largo plazo, las líneas de intervención del sistema occidental bajo conducción americana, aún hegemónica desde un punto de vista militar.El orden BRICS, por ahora solamente diplomático y económico, sin embargo, debido a su potencial militar[4] y por su posición geoestratégica, podría constituir una primera respuesta organizada hacia la “marcha” de los EUA que, avanzando a lo largo de la directriz “horizontal” atlántico mediterránea, intenta dirigirse hacia los países de Asia Central. La presión estadounidense hacia la masa euroafroasiática, vale la pena recordarlo, ha adquirido en los últimos doce años un carácter marcadamente militar. La militarización de la política exterior del sistema Usacéntrico, actuada por la varias administraciones de allende el océano, desde Bush padre a Obama, constituye el principal elemento de la praxis geopolítica de todo el sistema occidental, tendiente a la fragmentación de particulares áreas estratégicas como las del Cercano Oriente y el Norte de África[5].


Desde el punto de vista diplomático, económico y militar el club BRICS se presenta desequilibrado a favor de su componente eurasiática. Esta situación por lo menos abre dos posibles escenarios. Por un lado el desajuste podría representar, ya desde el medio plazo, un factor de tensión en el interior de la coordinación política de la nueva agregación, con una vuelta hacia el amparo estadounidense por parte de Brasil y tal vez de Sudáfrica. Una segunda perspectiva, tal vez la más realista, evalúa el actual desequilibrio como motivo de aceleración de la integración pro continental de América meridional, fundada en el polo Brasil-Argentina-Venezuela. En este último caso, por otra parte deseable, puesto que reforzaría el escenario multipolar en fase de consolidación, el elemento más débil de la actual composición del conjunto BRICS, es decir, la República Sudafricana, asumiría, en virtud de su particular posición geográfica, una evidente función de equilibrio geoestratégico en el interior del nuevo sistema mundial.

Un nuevo modelo de cooperación multipolar

Por lo que concierne a la incidencia por parte de los países del BRIC en el orden jurídico internacional, concordamos con lo que asegura Paulo Borba Casella, profesor de derecho internacional en la Universidad de São Pulo (Brasil), según el cual nos hallamos ante un modelo de cooperación innovador, independiente y original. Para el docente brasileño, “el carácter innovador de la perspectiva BRIC reside en el hecho de que estos países se pueden ocupar de sí mismos y al mismo tiempo formular un nuevo modelo de inserción internacional y de cooperación. La perspectiva es ésta. Lo que se precisa es ponerla en práctica”[6]. El club de los países BRICS de hecho introduce una praxis de cooperación que, respetando las identidades culturales de sus propios miembros, no se conjuga a la perfección con los planteamientos universalistas de las estructuras internacionales como, por citar algunas de ellas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), basados, como es sabido, en criterios individualistas y mercantiles propios de las concepciones de carácter occidental.

El nuevo club, aun cuando haya surgido por evidentes razones económicas, sin embargo parece evolucionar hacia una concepción más concreta de las relaciones entre los Estados, fundada en un sustrato cultural afín que podríamos definir de tipo solidario[7], atento hacia la “cosa pública” y a los intereses concretos de las variadas comunidades etnoculturales que pueblan las respectivas naciones. La nueva perspectiva que el modelo BRICS introduce, forzosamente chocará con la otra “reglamentación mundial” (la global governance de la escuela angloamericana) la cual “radica en la concepción individualista de la sociedad y en el pensamiento único “democrático”, rehusando las diversidades culturales de las distintas poblaciones (aunque no en términos instrumentales como el de la doctrina del “choque de civilizaciones”)[8]. De hecho, el nuevo modelo de cooperación promovido por los países BRICS atestigua el fin o la reorientación de la ONU y la decadencia o la reestructuración de las organizaciones mundiales como el FMI, el BM y la Organización Mundial de Comercio.


*Tiberio Graziani es director de “Eurasia” y presidente del IsAG – Instituto de Altos Estudios Geopolíticos y de Ciencias Auxiliarias.